Un león y una serpiente también pueden ser amigos, no? [Andy]

Orillas del lago // 16:00 p.m. // Andy D. Howland

El experimentado Slytherin siempre se tomaba los días con humor, pero esos días totalmente soleados que no abundaban en Inglaterra, se agradecían por el muchacho como ninguna otra cosa. En la cabeza ya se le había metido dejar las frías y oscuras paredes del castillo, en cuanto tuviera un poco de tiempo libre, para hacer cualquier cosa en los terrenos de Hogwarts. Él mismo reconocía que era un Slytherin poco convencional, mientras muchos compañeros de casa estaban enfrescados en libros de magia oscura y cosas del estilo, él prefería coger un libro de pociones y probar de preparar cualquier poción que se le representara complicada. Cuando realizó su última clase de la mañana, se apresuró hasta el máximo de sus posibilidades para poder comer en pocos minutos y encaminarse a las pocas horas de sol que quedaban. Pronto sus pasos ya estaban en los jardines, donde el sol resplandecía y hacía llegar un calor muy agradable a la piel humana, era un gran día y se tenía que aprovechar. Lamentaría no haber aprovechado esas horas para terminar trabajos o estudiar, pero la vida no era solo libros y deberes, el ocio de Abraxan era complejo y necesitaba de mucho tiempo, aunque signficiara quitar tiempo a los estudios, que recuepraba con la ayuda de algun buen alumno de la asignatura, perteneciente su familia.

Miró el campo de Quidditch, practicar sería una gran opción, pero no aprovecharía ese sol magnífico que hacía, así que se dirigió donde verdaderamente mejor se debía estar ese día, en las orillas del lago negro. No llevaba más que lo puesto, no había cogido ni libros, ni escoba, nada, simplemente las ganas de disfrutar de una de sus cosas favoritas, los dias soleados. Pronto estuvo frente al lago negro, sentándose a los pies de un gran árbol, a unos cinco metros del agua, donde antes, se quitó la túnica para mantenerla perfecta e implacable, dejándola a un lado. Ahora lucía la camisa blanca con el escudo de la serpiente brodado por su madre en el pecho yla corbata verde y plateada. Se subió las mangas, de forma que quedaran bien sujetas por encima de sus codos y disfrutar plenamente de la calidez del día. Hubiera agradecido tener a alguien con quien charlar, o alguna chica con la que pasar una tarde entretenida, pero la relajación de ese momento a solas, frente al lago, respirando la tranquilidad que este otorgaba al momento y sintiendo la suave brisa causada por las aguas del lago, no podía sustituirlo por nada en este mundo.

Pero pronto se levantó, quizás si había sido mala idea venir solo, a pesar de disfrutar del momento, no tenía con quien compartirlo. Incluso su primo Charles Potter le hubiera animado la tarde, pero no parecía haber muchos alumnos aprovechando ese día, al lado del lago. Cogió una pequeña piedra y la tiró hacia el agua, para comprobar con una sonrisa de satisfacción, que rebotaba cuatro veces antes de zambullirse en el agua, no era lo más divertido del mundo, pero le tendría entretenido un buen rato. De las más pequeñas iban pasando a más grandes, que rebotaban menos pero salpicaban más. Pasaron unas chicas y las salpicó de agua con una buena piedra, a lo que ellas soltaron gritos y amenazas, pero al ver que era un Slytherin se fueron. Estúpidos estereotipos que condenaban a la humanidad a hacer malos prejuicios y a terminar una relación antes de empezarla. Bastante molesto, cogió una piedra más grande de lo que había calculado y le cayó encima de uno de sus pies, con el consecuente gemido de dolor, empezo a saltar mientras se sujetaba el pie, esperando que se le pasara el dolor. Él no era un chaval torpe, pero había sido mala suerte, que no terminaría aquí. Tanto saltar se fue acercando a la orilla, colocando el pie en una zona muy resbaladiza cerca del agua, causado por la fauna marina, que le hizo resbalar y caer en la orilla, pero dentro del agua, empapándose su camisa blanca y sus pantalones. Soltó un bufigo y esperó que nadie hubiera visto semejantes movimientos tan torpes y se levantó, mirando toda su ropa, maldiciéndose por haber mojado a esas chicas.