Visitando la lechucería | Charles

16 de septiembre de 2045, sábado ~ 17.45 hrs ~ Lechucería.

Después de haber almorzado en el Gran Comedor, Lindsay se dirigió a su sala común con la intención de pasar allí la tarde entera, conversando con sus compañeros de casa, leyendo y esas cosas que solía hacer normalmente en su sala común un sábado por la tarde. Pero después de pasarse parte de la tarde hablando con los demás tejones..., llegó a la conclusión de que necesitaba aire fresco, pues se sentía algo agobiada en la sala común. Así que cogió, se despidió de los tejones con los que había estado hablando hasta el momento y salió de la reconfortante sala común en dirección a... Bueno, a algún lugar del castillo ya pensaría exactamente a dónde querría ir.

Estuvo un buen rato en vestíbulo, tratando de decidirse entre coger la puerta e irse hasta afuera o subir hacia alguna de las torres. Al final, optó por subir hacia las torres, quizás allí no habría nadie y así podría estar un rato ella sola. O eso esperaba. Así que comenzó a subir las escaleras lo más rápido que tuvo, esquivando a duras penas a algunos alumnos que o estaban parados o que iban caminando. Cuando llegó al séptimo piso, vio cómo había un par de profesores haciendo la ronda, dificultando que Lindsay pudiera acceder a las torres; los profesores no le dejarían ir a ninguna de ellas sin tener una buena excusa - excusa que, por supuesto, no tenía -. Así que no le quedó ninguna otra opción que ir hasta la lechucería; allí al menos estaría a salvo de ser castigada.

Incluso desde antes de entrar en la estancia, se podía sentir tanto los olores como los sonidos tan particulares que provenían de allí. Aún así, aquello no era una molestia para la tejona. Entró en la lechucería, pisando con cuidado la multitud de cadáveres de ratas y otros bastantes animales que había por el suelo. Obviamente, allí no había nadie y las lechuzas estaban - en su mayoría - dormidas, así que no tendría problemas de ser molestada. Se acercó a una de las ventanas y se puso a mirar lo que había en el exterior, dejando que el aire que entraba por ella la refrescaba.

Charles no recordaba un día tan más divertido como aquel, con las jaladas que él y sus amigos hicieron en el gran comedor… Sin dudarlo jamás hubiera imaginado encontrar a personas tan parecidos a él pero en aquel castillo las logro encontrar, razón por la cual el joven le tiene un gran aprecio a Hogwarts. Pero aun así todo gran revoloteador necesita tener unos cuantos momentos a solas, así que sin más después de dar vueltas aquí y allá sin algún lugar fijo, se decidió a recorrer el gran lago de Hogwarts. La magnitud del castillo aun y a pesar de llevar años estudiando en aquel colegio, seguía abrumándolo bastante. Nunca dejaría de admitir que aquel lugar era un espléndido sitio.

Después de un rato de estar recostando en la hierba termino por hastiarse, recordando que tenía que enviar unas cuantas cartas a sus padres, las cuales hacia más bien porque estos lo obligaban. Alegándole que tenían que estar en constante contacto con su hijo.

Con un suspiro resignado se decidió a encaminarse hacia la lechucería, allá se dispondría a escribir su carta y enviarla a través de alguna lechuza al azar. Así con un plan trazado, se encamino al lugar con su típico caminar arrogante, saludando a cuantas personas se topase porque él era Charles Potter, y los amigos le sobraban.

Una vez en la lechucería recorrió con su mirada gatuna el lugar, percibiendo que no estaría tan solo después de todo. Aparte de disfrutar de la compañía de las lechuzas, disfrutaría de la de la tejona… Lindsay. La cual parecía estar tan distraída que ni siquiera noto la llegada del joven. – Hey, tú… - El muchacho susurro previniendo no asustar a la chica con su tan repentina llegada. - ¿Qué haces por estos rumbos? - añade.

La tejona se encontraba mirando de manera ausente por la ventana, sin prestar atención a nada en concreto. Su mirada vagaba de los jardines; al bosque prohibido; de éste, al lago negro; después al campo de quidditch. De vez en cuando, posaba sus oscuros ojos en algunos de los alumnos que había por el exterior, intentando reconocerlos desde la posición en la que se encontraba y pensando qué podrían estar haciendo por allí abajo. Sin embargo, pronto sus pensamientos volaron lejos de las personas que se encontraban en los exteriores del castillo. Inspiró hondo, intentando respirar, sobre todo, aire del exterior, pues el que había dentro de la lechucería olía demasiado fuerte a excrementos de lechuza.

Minutos después, y sin que ella se diera cuenta, entró un muchacho en la lechuza. Sólo se enteró cuando escuchó una voz masculina dirigirse a ella y, entonces, dio un leve respingo. Se giró para ver quién era la persona que le había hablado y una sonrisa apareció en su rostro cuando vio a Charles. — ¡Buenas! — La tejona se encogió de hombros cuando escuchó la pregunta del león. — Pues... Ya ves. Admirando el paisaje. — Lindsay se cruzó de brazos, se apoyó en la pared, justo al lado de la ventana por la que minutos antes había estado mirando hacia el exterior, y miró al Gryffindor. — ¿Y tú qué? ¿Ibas a mandar alguna carta? — Le preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

Off. Lamento la tardanza >_<