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¿Que hago aquí? (Astoria Malfoy)
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¿Que hago aquí? (Astoria Malfoy)
No entendía por que mi mejor amiga quería verme en este lugar, llevaba un rato pensándolo y no lograba comprenderlo. No me hubiera sorprendido si fuera Gid quien me citara aquí ya que era un aficionado del Quidditch (además de que estaba en el equipo de Gryfindor), pero si me sorprendía viniendo de Astoria ya que no sabía que fuera una fanática del deporte con escobas, es decir, nos gustaba, prácticamente a todo el mundo le gustaba, pero para querer juntarse fuera de la tienda a mirar escobas o cualquier cosa que se relacionara con ellas, no lo entendía. Quizá mi querida amiga lo ocupaba como punto de referencia, pero habían muchas más tiendas para elegir, por ejemplo Flourish y Blotts ya que siempre era el punto de encuentro que elegía Astoria y eso claramente no me sorprendía, si se trataba del mundo de los libros, el objeto preferido de mi querida amiga, además no había vez que íbamos que no tratara de convencerme de leer algún libro que enseñara "cosas" ya que yo siempre terminaba yendo a los libros de niños o las novelas, por tanto, no cabía en mi cabeza que no quisiera intentarlo una vez más. Pero ... que va ¿en qué iba? ah sí, podríamos haber quedado en cualquier otra tienda, pero no, Astoria había dicho específicamente en la nota "Hann, nos vemos fuera de la tienda de artículos de Quidditch". Había alguna razón en especial, claro que la había ya que Astoria no hace nada al azar, al contrario sus pasos son siempre calculados y premeditados, pues claro si es la persona más inteligente de la tierra y mi mejor amiga, por lo mismo jamás me canso de decir lo afortunada que soy por tenerla ya que yo no soy ningún tipo de cerebrito, ni nada que se le parezca a ellos.
Miré a mi alrededor. En estas fechas el Callejón Diagon estaba repleto ya que estaba todo el mundo en busca de sus artículos para Hogwarts y no pude evitar detener mi vista en un hombre y una mujer que se veían adorables ya que iban de la mano mirando a su alrededor claramente sorprendidos, tanto así que desde mi distancia era capaz de apreciar el brillo de sus ojos y a su pequeñín corriendo a todos lados sin decidirse por donde empezar. Muggles, claro. Los comprendía a la perfección, tenía la misma sensación y el mismo brillo en los ojos cuando iba a parar al mundo muggle. Todo era nuevo y todo era claramente sorprendente. Sentí por un leve momento un halo de felicidad. Moví mi cabeza con una sonrisa en el rostro (jamás podía dejar de sonreír) en busca de Astoria. Ya habían pasado unos cuantos minutos y aún no llegaba, seguro se había quedado leyendo un libro. Aquel era un hecho que no me sorprendería. Caminé en círculos algo impaciente, es que ya no veía la hora en que llegara, me moría por verla, no significaba que no la hubiera visto durante el verano, claro que la había visto ya que sería incapaz de soportar tanto tiempo sin mi mejor amiga, pero vernos en estos momentos significaba que quedaba poco para comenzar el año y poder vernos prácticamente todos los días, no como en vacaciones que era cada cierto tiempo... pero aún así me encontraba con sentimiento encontrados por un lado deseaba con ansias que comenzaran las clases y vivir las típicas aventuras junto a mi amiga, pero por otro lado no podía dejar de pensar en que era su último año. Me estremecí por un momento. "Hann, deja de pensar en eso. Aparece ya, Smart".
Miré a mi alrededor. En estas fechas el Callejón Diagon estaba repleto ya que estaba todo el mundo en busca de sus artículos para Hogwarts y no pude evitar detener mi vista en un hombre y una mujer que se veían adorables ya que iban de la mano mirando a su alrededor claramente sorprendidos, tanto así que desde mi distancia era capaz de apreciar el brillo de sus ojos y a su pequeñín corriendo a todos lados sin decidirse por donde empezar. Muggles, claro. Los comprendía a la perfección, tenía la misma sensación y el mismo brillo en los ojos cuando iba a parar al mundo muggle. Todo era nuevo y todo era claramente sorprendente. Sentí por un leve momento un halo de felicidad. Moví mi cabeza con una sonrisa en el rostro (jamás podía dejar de sonreír) en busca de Astoria. Ya habían pasado unos cuantos minutos y aún no llegaba, seguro se había quedado leyendo un libro. Aquel era un hecho que no me sorprendería. Caminé en círculos algo impaciente, es que ya no veía la hora en que llegara, me moría por verla, no significaba que no la hubiera visto durante el verano, claro que la había visto ya que sería incapaz de soportar tanto tiempo sin mi mejor amiga, pero vernos en estos momentos significaba que quedaba poco para comenzar el año y poder vernos prácticamente todos los días, no como en vacaciones que era cada cierto tiempo... pero aún así me encontraba con sentimiento encontrados por un lado deseaba con ansias que comenzaran las clases y vivir las típicas aventuras junto a mi amiga, pero por otro lado no podía dejar de pensar en que era su último año. Me estremecí por un momento. "Hann, deja de pensar en eso. Aparece ya, Smart".
Hannah Longbottom*- Hufflepuff!
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Fecha de inscripción : 18/03/2013
Re: ¿Que hago aquí? (Astoria Malfoy)
La anomalía que podría tener Astoria, incluso para aquellos que la conocían desde hacía años, era su extrañeza forma de sorprender. No era muy portadora de buenas noticias, salvo aquellas que eran relacionadas con los estudios o con noticias de materia interesante para el mundo, en ese aspecto siempre tenía un buen repertorio y jamás se cansaba de nombrarlas. Pero fuera de este ámbito, lo más emocionante a la par que divertido que podía contar Astoria, era que una vez consiguió que su varita hiciera piruetas en el aire al lanzarla y cayese en sus manos por el mango. Le costó su tiempo en conseguir tal logro, y no pierde oportunidad de recordárselo a sus más cercanos.
Pero esta vez sí tenía algo interesante que contar que no estaría relacionado ni con libros, ni notas, ni cultura general... Este iba a ser su último año en Hogwarts, el último que podría disfrutar de sus amigos y profesores, pero sobre todo, el último año en que estaría junto con su mejor amiga Hann.
Astoria siempre desprendía algo de independencia y despreocupación cuando se trataba de sentimientos, pero con Hann siempre le ha sido complicado esconderlos, pues ella es la única -quitando a sus hermanos- que veía la parte vulnerable y dulce de la Ravenclaw. Una parte que apenas dejaba que le tocase la luz puesto que no se sentía cómoda al hacerlo; ya puede deletrear su apellido mil veces, que otras mil sabría que es más Weasley que Malfoy. Y eso era bien conocedora su adorable amiga Hann.
La había citado en la tienda de Artículos de Quiddich porque no encontraba mejor lugar para la noticia que iba a escuchar; además que tenía más emoción puesto que es un lugar donde no divagaban mucho. A ambas les gustaba el quiddich, sobre todo porque Astoria se consideraba la fan número uno de su hermano. Jamás se perdía ningún partido, independientemente si jugaba él o no. Sabía las reglas, sabía las diferentes formas de jugar que tenía cada jugador, e incluso había estudiado los movimientos y técnicas de éstos para atacar y marcar. Pero sin duda el puesto que más le llamaba la atención era el Buscador; miembro del equipo que tenía libre albedrío para encontrar el pequeño y dorado objeto que hacía ganar y terminar el partido. Posiblemente era el único que tenía menos normas y directrices sobre sus hombros, su única meta es conseguir la snitch antes que el jugador del otro equipo. Pero la idea de participar en su equipo de quiddich se desvanecía con los años puesto que cada año parecían estar más preparados, pero, por extraña razón, y teniendo en cuenta en el curso que se encuentra, esta vez lo quería probar.
Así pues, con varios libros en su bolsa que estaba perfectamente colgada de su hombro, aceleró su paso mientras observaba su reloj. "Me va a matar..." pensó Astoria al ver que llegaba tarde a la quedada.
Tras esquivar velozmente a estudiantes, padres y profesores del Callejón, al fin vislumbró la tienda y a una pequeña persona que merodeaba por su alrededor. Su sonrisa en ese instante creció tanto que, al no tener las mejillas acostumbradas a este movimiento, empezaron a sentirse en tensión.
Corrió, dando grandes zancadas, y abrazó por la espalda a Hann antes de que ella pudiera darse la vuelta.
—Lo siento, lo siento, lo siento. —dijo al principio, sin soltar a su amiga que apenas la dejaba respirar. —Me he entretenido por casa buscando un libro. —añadió, dejando que Hann se diera al vuelta para poder abrazarla esta vez por el frente. —Siempre me pasa lo mismo, lo sé. —y, antes de introducir su mano y querer darle el libro que había estado buscando para iniciar su sorpresa, se interesó primero por su amiga; hacía ya algunos días que no se veían y era algo insaciable para ella. —¿Cómo estás? ¿Estás más alta, no? ¿Comes bien y haces deporte? —varias preguntas salieron de sus labios sin darle tiempo a contestar a ninguna. —Ya sabes lo beneficioso que es el deporte. Ayuda a tener una vida sana y equilibrada. —puntualizó, alzando el dedo índice con sabiduría cuando lo dijo.
Su sonrisa creció aún más al contemplar nuevamente el rostro de su amiga; no había palabras para describir lo feliz que se sentía al verla.
Pero esta vez sí tenía algo interesante que contar que no estaría relacionado ni con libros, ni notas, ni cultura general... Este iba a ser su último año en Hogwarts, el último que podría disfrutar de sus amigos y profesores, pero sobre todo, el último año en que estaría junto con su mejor amiga Hann.
Astoria siempre desprendía algo de independencia y despreocupación cuando se trataba de sentimientos, pero con Hann siempre le ha sido complicado esconderlos, pues ella es la única -quitando a sus hermanos- que veía la parte vulnerable y dulce de la Ravenclaw. Una parte que apenas dejaba que le tocase la luz puesto que no se sentía cómoda al hacerlo; ya puede deletrear su apellido mil veces, que otras mil sabría que es más Weasley que Malfoy. Y eso era bien conocedora su adorable amiga Hann.
La había citado en la tienda de Artículos de Quiddich porque no encontraba mejor lugar para la noticia que iba a escuchar; además que tenía más emoción puesto que es un lugar donde no divagaban mucho. A ambas les gustaba el quiddich, sobre todo porque Astoria se consideraba la fan número uno de su hermano. Jamás se perdía ningún partido, independientemente si jugaba él o no. Sabía las reglas, sabía las diferentes formas de jugar que tenía cada jugador, e incluso había estudiado los movimientos y técnicas de éstos para atacar y marcar. Pero sin duda el puesto que más le llamaba la atención era el Buscador; miembro del equipo que tenía libre albedrío para encontrar el pequeño y dorado objeto que hacía ganar y terminar el partido. Posiblemente era el único que tenía menos normas y directrices sobre sus hombros, su única meta es conseguir la snitch antes que el jugador del otro equipo. Pero la idea de participar en su equipo de quiddich se desvanecía con los años puesto que cada año parecían estar más preparados, pero, por extraña razón, y teniendo en cuenta en el curso que se encuentra, esta vez lo quería probar.
Así pues, con varios libros en su bolsa que estaba perfectamente colgada de su hombro, aceleró su paso mientras observaba su reloj. "Me va a matar..." pensó Astoria al ver que llegaba tarde a la quedada.
Tras esquivar velozmente a estudiantes, padres y profesores del Callejón, al fin vislumbró la tienda y a una pequeña persona que merodeaba por su alrededor. Su sonrisa en ese instante creció tanto que, al no tener las mejillas acostumbradas a este movimiento, empezaron a sentirse en tensión.
Corrió, dando grandes zancadas, y abrazó por la espalda a Hann antes de que ella pudiera darse la vuelta.
—Lo siento, lo siento, lo siento. —dijo al principio, sin soltar a su amiga que apenas la dejaba respirar. —Me he entretenido por casa buscando un libro. —añadió, dejando que Hann se diera al vuelta para poder abrazarla esta vez por el frente. —Siempre me pasa lo mismo, lo sé. —y, antes de introducir su mano y querer darle el libro que había estado buscando para iniciar su sorpresa, se interesó primero por su amiga; hacía ya algunos días que no se veían y era algo insaciable para ella. —¿Cómo estás? ¿Estás más alta, no? ¿Comes bien y haces deporte? —varias preguntas salieron de sus labios sin darle tiempo a contestar a ninguna. —Ya sabes lo beneficioso que es el deporte. Ayuda a tener una vida sana y equilibrada. —puntualizó, alzando el dedo índice con sabiduría cuando lo dijo.
Su sonrisa creció aún más al contemplar nuevamente el rostro de su amiga; no había palabras para describir lo feliz que se sentía al verla.
Astoria R. Malfoy*- Mensajes : 44
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Fecha de inscripción : 17/03/2013
Re: ¿Que hago aquí? (Astoria Malfoy)
Tres minutos, dos vueltas sin dejar de mirar a mi alrededor en busca de amiga. Cinco minutos y lo mismo. ¿Astoria dónde estás?, mi paciencia se trataba de una virtud que me faltaba cultivar. Pasaban diez minutos y ya no veía que hacer, quizá se trataba de la necesidad de estar siempre haciendo algo o acompañada, aún así no significaba que la tardanza me hiciera enojar, ni nada parecido, tan solo ... - Por Merlín - grite de la nada al sentir unos brazos que me rodeaban, pero me bastaron solo unos segundos para comprenderlo y relacionar brazos, manos y voz - Astoriaaaaaaaaaaaaa - grité con emoción. Seguro no entienden lo feliz que me hace verla. Astoria desde el primer momento que llegue a Hogwarts había sido mi mayor confidente, mi apoyo, la hermana que nunca tuve o hasta mi madre en cierto aspectos, a la Slytherin le encantaba ser como mi madre y en ciertas cosas se parecía, razón por la que se me había hecho más fácil dejar mi casa.
- Te perdono, te perdono - comenté riendo cuando por fin logre darme vuelta y abrazarla de forma decente, que bien me hacía abrazarla. Me encantaba abrazar a la gente, pero aún más a mis seres queridos y aún más a Astoria. Me hacía sentir protegida como una niña pequeña - Eso no me sorprende.. - comenté refiriéndome al hecho de que se haya distraído con libros - pero si el hecho de que estemos fuera de esta tienda - dije mientras indicaba con mi dedo el local por completo, pero al ver que Astoria no dejaba de hablar, supe que debería volver a preguntar más tarde. Comencé a reír con su repertorio de preguntas -Estoy bien .. ¿y tu, querida amiga? - pregunté viendo la posibilidad de no escuchar su respuesta ya que seguía y seguía preguntando cosas - Astoria me veo incapaz de responder tantas preguntas a la vez - dije con rapidez, pero algo me decía que debía responderle, sino pena de ser reprendida - ¿Más alta? debe ser por todos los hechizos que trate de hacer para crecer - comenté bromeando ya que sabía que no podía hacer magia durante las vacaciones, pero no podía evitar bromear un poco y molestar a mi amiga -Claro que como bien. Me alimento solo de dulces de limón - no se alejaba totalmente de la realidad. Si pudiera, lo haría - ¿Deporte?.. caminar hasta el jardín, la esquina y la puerta .. ¿cuenta? - pregunte riendo. Ok, definitivamente en eso no mentía. Odiaba hacer deporte, pero estaba prácticamente segura que estaba delgada por ser horriblemente hiperactiva y estar siempre saltando o con una nueva idea que debía ser realizada. - No más preguntas Astoria .. ni mi madre me hace tantas - era cierto. Astoria era la persona que más preguntas me hacía en este mundo.
Pero ahora, era mi momento. Las preguntas las haría yo. - Ya, ya. No más preguntas. Ahora pregunto yo - le comenté a mi amiga con una mirada intimidante - ¿Que hacemos fuera de una tienda de artículos para Quidditch - ya no me aguantaba debía saberlo ya y no iba a aceptar una negativa como respuesta - Y no mientas ... que te conozco muy bien para saber que te traes algo entre manos - sabía que debía haber alguna intención por detrás. Conocía a mi amiga y jamás escogería un lugar al azar, algo iba a contarme y la curiosidad me estaba carcomiendo.
- Te perdono, te perdono - comenté riendo cuando por fin logre darme vuelta y abrazarla de forma decente, que bien me hacía abrazarla. Me encantaba abrazar a la gente, pero aún más a mis seres queridos y aún más a Astoria. Me hacía sentir protegida como una niña pequeña - Eso no me sorprende.. - comenté refiriéndome al hecho de que se haya distraído con libros - pero si el hecho de que estemos fuera de esta tienda - dije mientras indicaba con mi dedo el local por completo, pero al ver que Astoria no dejaba de hablar, supe que debería volver a preguntar más tarde. Comencé a reír con su repertorio de preguntas -Estoy bien .. ¿y tu, querida amiga? - pregunté viendo la posibilidad de no escuchar su respuesta ya que seguía y seguía preguntando cosas - Astoria me veo incapaz de responder tantas preguntas a la vez - dije con rapidez, pero algo me decía que debía responderle, sino pena de ser reprendida - ¿Más alta? debe ser por todos los hechizos que trate de hacer para crecer - comenté bromeando ya que sabía que no podía hacer magia durante las vacaciones, pero no podía evitar bromear un poco y molestar a mi amiga -Claro que como bien. Me alimento solo de dulces de limón - no se alejaba totalmente de la realidad. Si pudiera, lo haría - ¿Deporte?.. caminar hasta el jardín, la esquina y la puerta .. ¿cuenta? - pregunte riendo. Ok, definitivamente en eso no mentía. Odiaba hacer deporte, pero estaba prácticamente segura que estaba delgada por ser horriblemente hiperactiva y estar siempre saltando o con una nueva idea que debía ser realizada. - No más preguntas Astoria .. ni mi madre me hace tantas - era cierto. Astoria era la persona que más preguntas me hacía en este mundo.
Pero ahora, era mi momento. Las preguntas las haría yo. - Ya, ya. No más preguntas. Ahora pregunto yo - le comenté a mi amiga con una mirada intimidante - ¿Que hacemos fuera de una tienda de artículos para Quidditch - ya no me aguantaba debía saberlo ya y no iba a aceptar una negativa como respuesta - Y no mientas ... que te conozco muy bien para saber que te traes algo entre manos - sabía que debía haber alguna intención por detrás. Conocía a mi amiga y jamás escogería un lugar al azar, algo iba a contarme y la curiosidad me estaba carcomiendo.
Hannah Longbottom*- Hufflepuff!
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Fecha de inscripción : 18/03/2013
Re: ¿Que hago aquí? (Astoria Malfoy)
Rió a carcajadas cuando Hann le mencionó que no podía contestar a sus preguntas porque ella no paraba de hablar; lo cual le pareció gracioso a la par que vergonzoso. Había que entender que Astoria no era de entusiasmarse tanto al ver una persona, sólo lo hacia con Hann por raro que pareciera. Si sus compañeros la vieran ahora mismo sonriendo y con brillo en esos ojos verdes... creerían que están soñando.
—Lo siento. —continuó sonriendo abiertamente, tomando una pausa para introducirse entre sus palabras. —Ha sido por la emoción. Respiro hondo y me relajo... —dijo, respirando despacio y sellando sus labios para continuar dejando hablar a su amiga.
Tras escuchar atentamente todas y cada una de las respuesta que daban Hann, Astoria sólo podía asentir y sonreír a su paso, haciéndole ver que la escuchaba, aunque no estaba del todo de acuerdo con lo que decía, sobretodo en el ámbito del deporte. —Me temo que no cuenta... Pero supongo que vale el esfuerzo, aunque me empeño en que deberías ejercitarte más. —contestó con tono educativo, el mismo tono que empleaba su madre con su hermana pequeña cuando ésta no quería comer lo que había en el plato.
—Está bien... Te escucho. — dijo con un suspiro, guardando una sonrisa porque se esperaba la pregunta que le iba a hacer. Y en efecto, esa preguntaba que rondaba en su mente, era dicha por la persona que tenía delante, la misma a la que guardaba una sorpresa que estaba relacionada con el Quidittch.
Su sonrisa al fin salió cuando Hann terminó de hablar, introduciendo finalmente su mano en su bolsa para sacar ese libro tan deseado que quería que viera ella. —Echa un vistazo a esto. —dijo, señalando la portada del libro que ya era sujeta por las manos de Hann. —"Los secretos del Quidittch". —leyó en voz alta el título del libro. Seguramente no era su lectura favorita pero tenía que admitir que el libro daba muy buenos consejos para jugar bien a este deporte. —No es el mejor libro del mundo pero es una buena ayuda si quieres ser una buena jugadora... O buscadora.—dijo, dejando las palabras en el aire para dar la oportunidad de que su amiga lo acertarse por sí sola.
Como ayuda, Astoria miró con anhelo a las vitrinas donde se encontraban las escobas, sin ver el momento de tener una entre sus manos y usarla para echar a volar. Astoria sabía ir en escoba, pero nunca había sobrepasado el límite de velocidad, ni siquiera intentaba ir más rápido de lo que su escoba le permitía. Pero esta vez, y sin que sirva de preferente, tendría que saltarse sus propias normas y ser la más rápida, fugaz y ágil de todas.
—Lo siento. —continuó sonriendo abiertamente, tomando una pausa para introducirse entre sus palabras. —Ha sido por la emoción. Respiro hondo y me relajo... —dijo, respirando despacio y sellando sus labios para continuar dejando hablar a su amiga.
Tras escuchar atentamente todas y cada una de las respuesta que daban Hann, Astoria sólo podía asentir y sonreír a su paso, haciéndole ver que la escuchaba, aunque no estaba del todo de acuerdo con lo que decía, sobretodo en el ámbito del deporte. —Me temo que no cuenta... Pero supongo que vale el esfuerzo, aunque me empeño en que deberías ejercitarte más. —contestó con tono educativo, el mismo tono que empleaba su madre con su hermana pequeña cuando ésta no quería comer lo que había en el plato.
—Está bien... Te escucho. — dijo con un suspiro, guardando una sonrisa porque se esperaba la pregunta que le iba a hacer. Y en efecto, esa preguntaba que rondaba en su mente, era dicha por la persona que tenía delante, la misma a la que guardaba una sorpresa que estaba relacionada con el Quidittch.
Su sonrisa al fin salió cuando Hann terminó de hablar, introduciendo finalmente su mano en su bolsa para sacar ese libro tan deseado que quería que viera ella. —Echa un vistazo a esto. —dijo, señalando la portada del libro que ya era sujeta por las manos de Hann. —"Los secretos del Quidittch". —leyó en voz alta el título del libro. Seguramente no era su lectura favorita pero tenía que admitir que el libro daba muy buenos consejos para jugar bien a este deporte. —No es el mejor libro del mundo pero es una buena ayuda si quieres ser una buena jugadora... O buscadora.—dijo, dejando las palabras en el aire para dar la oportunidad de que su amiga lo acertarse por sí sola.
Como ayuda, Astoria miró con anhelo a las vitrinas donde se encontraban las escobas, sin ver el momento de tener una entre sus manos y usarla para echar a volar. Astoria sabía ir en escoba, pero nunca había sobrepasado el límite de velocidad, ni siquiera intentaba ir más rápido de lo que su escoba le permitía. Pero esta vez, y sin que sirva de preferente, tendría que saltarse sus propias normas y ser la más rápida, fugaz y ágil de todas.
Astoria R. Malfoy*- Mensajes : 44
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Fecha de inscripción : 17/03/2013
Re: ¿Que hago aquí? (Astoria Malfoy)
Reí con cada comentario de mi amiga. Estaba feliz por verla así de emocionada ya que yo sabía que en su vida cotidiana estar sonriendo todo el tiempo y abrazando no iban con Astoria, pero aún así era capaz de demostrarlo conmigo. Aquello era una de las mejores y tantas cosas de nuestra amistad que más me gustaba, el hecho de que nos complementamos a la perfección y por lo mismo nos terminamos minimizando y traspasando ciertas características de la otra. Por una parte gracias a Astoria yo había pasado mis cursos con buenas notas, no había sido castigada todo el tiempo y Astoria había evitado que realizará muchas de mis ideas más estúpidas y por otro lado yo le mostraba a mi amiga que liberarse un poco no estaba mal. Ya, lo sé, yo salgo ganando en esta amistad.
- Gracias por valorar mi esfuerzo - comenté respecto a la idea del deporte. Sabía que mi amiga quería lo mejor para mí, pero realizar deporte no va conmigo. En cambio, si va conmigo saltar, realizar travesuras, correr de los profesores o realizar estupideces... ese, ese es mi deporte. Aquello me mantiene delgada, saludable y me hace bajar la cantidad de kilos que me agregan los pasteles, dulces, gomitas y toda clases de "cosas" con limón. Pero deporte... no, eso no. Eso me da flojera.
Ok, era el momento, me iba a enterar de lo que se traía entre manos Astoria. Escuché cada palabra de mi amiga intentando descifrar códigos ya que siempre quería que me esforzara y lo averiguara por mi misma, pero esta vez no lo comprendía. Recibí el libro que me daba y no pude evitar poner una cara de interrogación - ¿Un libro? - no pude evitar decir en voz alta. Ven, no entendía porque no fuimos a la tienda de libros del callejón Diagón, ese era siempre nuestro punto de encuentro. Bajé lentamente mi cabeza hasta el libro y leí el título al mismo tiempo que lo decía Astoria - ¿Quidditch? - pronuncié con una voz extrañada. ¿Por qué mi amiga quería leer del deporte con escobas? pensaba que no se trataba de una lectura entretenida para ella, pero al paracer sí. Ok, Hann anda atando cabos un libro de Quidditch, fuera de la tienda del mismo deporte ya había algo de relación, pero aún no entendía. Escuche las palabras de mi amiga con atención - ¿Una buena ayuda... si quieres ser jugadora - partí diciendo extrañada - o .. o bus? ..... ¿Qué?, no mientas - grite emocionada. Até los cabos. Mi amiga me estaba diciendo que jugaría en el equipo como buscadora. No podía creerlo, jamás lo hubiera pensando. La abracé con emoción - No puedo creerlo ... ¿cómo fue? - la solté del abrazo - Astoria, te juro que jamás se me hubiera ocurrido, pero maldición te hará tan bien - siempre ocupaba la palabra "maldición" cuando me emocionaba - y no dudo que serás la mejor, siempre eres la mejor - jamás dudaba de las habilidades de mi amiga, realmente creía que era la mejor. Astoria era buena para todo - Me pones en una posición difícil ya que ahora en secreto te apoyaré a ti cuando juegues contra los tejones, pero no lo digas - reí. - Pero vamos, cuéntamelo todo. ¿Cómo fue? - quería saberlo todo, cómo se le había ocurrido, que la había motivado a hacerlo, todo.
- Gracias por valorar mi esfuerzo - comenté respecto a la idea del deporte. Sabía que mi amiga quería lo mejor para mí, pero realizar deporte no va conmigo. En cambio, si va conmigo saltar, realizar travesuras, correr de los profesores o realizar estupideces... ese, ese es mi deporte. Aquello me mantiene delgada, saludable y me hace bajar la cantidad de kilos que me agregan los pasteles, dulces, gomitas y toda clases de "cosas" con limón. Pero deporte... no, eso no. Eso me da flojera.
Ok, era el momento, me iba a enterar de lo que se traía entre manos Astoria. Escuché cada palabra de mi amiga intentando descifrar códigos ya que siempre quería que me esforzara y lo averiguara por mi misma, pero esta vez no lo comprendía. Recibí el libro que me daba y no pude evitar poner una cara de interrogación - ¿Un libro? - no pude evitar decir en voz alta. Ven, no entendía porque no fuimos a la tienda de libros del callejón Diagón, ese era siempre nuestro punto de encuentro. Bajé lentamente mi cabeza hasta el libro y leí el título al mismo tiempo que lo decía Astoria - ¿Quidditch? - pronuncié con una voz extrañada. ¿Por qué mi amiga quería leer del deporte con escobas? pensaba que no se trataba de una lectura entretenida para ella, pero al paracer sí. Ok, Hann anda atando cabos un libro de Quidditch, fuera de la tienda del mismo deporte ya había algo de relación, pero aún no entendía. Escuche las palabras de mi amiga con atención - ¿Una buena ayuda... si quieres ser jugadora - partí diciendo extrañada - o .. o bus? ..... ¿Qué?, no mientas - grite emocionada. Até los cabos. Mi amiga me estaba diciendo que jugaría en el equipo como buscadora. No podía creerlo, jamás lo hubiera pensando. La abracé con emoción - No puedo creerlo ... ¿cómo fue? - la solté del abrazo - Astoria, te juro que jamás se me hubiera ocurrido, pero maldición te hará tan bien - siempre ocupaba la palabra "maldición" cuando me emocionaba - y no dudo que serás la mejor, siempre eres la mejor - jamás dudaba de las habilidades de mi amiga, realmente creía que era la mejor. Astoria era buena para todo - Me pones en una posición difícil ya que ahora en secreto te apoyaré a ti cuando juegues contra los tejones, pero no lo digas - reí. - Pero vamos, cuéntamelo todo. ¿Cómo fue? - quería saberlo todo, cómo se le había ocurrido, que la había motivado a hacerlo, todo.
Hannah Longbottom*- Hufflepuff!
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Re: ¿Que hago aquí? (Astoria Malfoy)
Sus ganas de sonreír volvieron a crecer cuando contempló la cara de Hann al darle el libro; sabía que se encontraría una situación similar a esta. En el fondo se sentía orgullosa de haber dado una buena noticia fuera del ámbito estudiantil.
Por esa razón disfrutó de más este momento, dejando una sonrisa cada vez más grande a medida que Hann se acercaba a la respuesta. Y una vez que lo hizo, Astoria no pudo evitar reír. Afirmando con la cabeza sin poder esconder esa sonrisa en sus labios.
—Yo tampoco lo podía creer hasta que me encontré delante del formulario... —contestó divertida, apartándose un mechón de pelo para llevarlo hacía su oreja. Era cierto que desconoce el momento en que decidió apuntarse al Quidittch para este año. Ella misma se ordenaba trabajo y apenas tenía tiempo para estudiar, sin contar que también ayudaba a varios estudiantes a estudiar dándoles clases particulares, entre ellas estaba Hann. Pero no podía ni puede marcharse de Hogwarts sin haberlo probado todo, y entras cosas estaba el Quidittch.
Ahora tan sólo le quedaba practicar y más practicar, lo que lleva a tener menos tiempo para estudiar, y por ende, aún menos tiempo para divertirse, lo cual seguramente provocaría que Hann le echase algunas charlas de más durante este año...
Sonrió algo vergonzosa cuando su amiga le dijo que siempre era la mejor; algo que Astoria no se creía para nada. Siempre intentaba ser la mejor en todo, dando lo mejor que tenía, pero no creía en absoluto que lo llegase a ser. —Lo intentaré. Sabes que no me conformo con poco, y con el Quidittch no va a ser una excepción... —añadió, tomando en serio sus palabras pues estaba segura de que lo iba a dar todo tanto en los entrenamientos como en los partidos. —¿Me animarás en secreto? Ooooh... —dejó escapar un suspiro de emoción. Realmente le animaba saber que su mejor amiga la estaría animando desde las gradas y que estaría con ella pasase lo que pasase. —Por este tipo de cosas es por las que te quiero, Hann. —dijo, dándole un abrazo bien fuerte. Y era bien cierto; este tipo de detalles Astoria los agradecía mucho, más que nada porque no suele tener de muchos y cuando es testigo de uno, se acaba derritiendo por esa persona.
—Pues no sabría decirte como fue todo... Creo que me entraron los celos de hermano al ver a Abraxan jugar. —contestó, dejando una sonrisa de labios sellados haciendo alusión a lo último que acababa de decir. Podría ser un montón de cosas por las que había elegido ser Buscadora, pero su hermano en parte, aunque él no lo supiera, tenía parte de ayuda.
Hizo una mueca de aviso de que quería entrar en la tienda y tomó el brazo de Hann durante unos centímetros para acompañarla hasta la puerta, comentando al mismo tiempo Astoria sus puntos de vista de ser buscadora. —Será interesante verme volar detrás de la snitch, pero aún lo será más cuando juegue contra mi hermano... Por su bien, ya puede ganar Slytherin en un partido contra Ravenclaw si no quiere ver a su hermana pinchándole día y noche... —añadió, volviendo a sonreír y dejando que la mente recrease tal situación; la verdad que daría lo que fuera por tener una oportunidad para picar a su hermano.
Mientras tanto, el recepcionista enseñaba escobas de diferentes tamaños y colores, describiéndolas y citando las historias que tenía cada una de ellas. Para Astoria este mundo le venía grande, sabía de algunas escobas pero no tenía ni idea de cual era mejor. Al final, viendo que habían muchas diferencias que hacían de una escoba mejor que la otra, se decantó por aquella que tenía un precio asequible para ella, de todas maneras, ya podía querer una escoba magnífica, que si no tenía el suficiente dinero.... iba a poder comprar poco.
Estando ahora en el mostrador, Astoria miró con orgullo su compra. No sólo había comprado la escoba sino también unos guantes de cuero negro que se ajustaban a la perfección a la piel de la persona, pareciendo así que tuvieras una segunda piel. —¿Qué te parece, Hann? —preguntó Astoria, contemplando su escoba que se encontraba encima del mostrador —¿Es bonita, ¿verdad? Sólo espero que sepa obedecerme... —añadió una vez más, sin poder dejar de contemplar todo lo que había comprado.
Por esa razón disfrutó de más este momento, dejando una sonrisa cada vez más grande a medida que Hann se acercaba a la respuesta. Y una vez que lo hizo, Astoria no pudo evitar reír. Afirmando con la cabeza sin poder esconder esa sonrisa en sus labios.
—Yo tampoco lo podía creer hasta que me encontré delante del formulario... —contestó divertida, apartándose un mechón de pelo para llevarlo hacía su oreja. Era cierto que desconoce el momento en que decidió apuntarse al Quidittch para este año. Ella misma se ordenaba trabajo y apenas tenía tiempo para estudiar, sin contar que también ayudaba a varios estudiantes a estudiar dándoles clases particulares, entre ellas estaba Hann. Pero no podía ni puede marcharse de Hogwarts sin haberlo probado todo, y entras cosas estaba el Quidittch.
Ahora tan sólo le quedaba practicar y más practicar, lo que lleva a tener menos tiempo para estudiar, y por ende, aún menos tiempo para divertirse, lo cual seguramente provocaría que Hann le echase algunas charlas de más durante este año...
Sonrió algo vergonzosa cuando su amiga le dijo que siempre era la mejor; algo que Astoria no se creía para nada. Siempre intentaba ser la mejor en todo, dando lo mejor que tenía, pero no creía en absoluto que lo llegase a ser. —Lo intentaré. Sabes que no me conformo con poco, y con el Quidittch no va a ser una excepción... —añadió, tomando en serio sus palabras pues estaba segura de que lo iba a dar todo tanto en los entrenamientos como en los partidos. —¿Me animarás en secreto? Ooooh... —dejó escapar un suspiro de emoción. Realmente le animaba saber que su mejor amiga la estaría animando desde las gradas y que estaría con ella pasase lo que pasase. —Por este tipo de cosas es por las que te quiero, Hann. —dijo, dándole un abrazo bien fuerte. Y era bien cierto; este tipo de detalles Astoria los agradecía mucho, más que nada porque no suele tener de muchos y cuando es testigo de uno, se acaba derritiendo por esa persona.
—Pues no sabría decirte como fue todo... Creo que me entraron los celos de hermano al ver a Abraxan jugar. —contestó, dejando una sonrisa de labios sellados haciendo alusión a lo último que acababa de decir. Podría ser un montón de cosas por las que había elegido ser Buscadora, pero su hermano en parte, aunque él no lo supiera, tenía parte de ayuda.
Hizo una mueca de aviso de que quería entrar en la tienda y tomó el brazo de Hann durante unos centímetros para acompañarla hasta la puerta, comentando al mismo tiempo Astoria sus puntos de vista de ser buscadora. —Será interesante verme volar detrás de la snitch, pero aún lo será más cuando juegue contra mi hermano... Por su bien, ya puede ganar Slytherin en un partido contra Ravenclaw si no quiere ver a su hermana pinchándole día y noche... —añadió, volviendo a sonreír y dejando que la mente recrease tal situación; la verdad que daría lo que fuera por tener una oportunidad para picar a su hermano.
Mientras tanto, el recepcionista enseñaba escobas de diferentes tamaños y colores, describiéndolas y citando las historias que tenía cada una de ellas. Para Astoria este mundo le venía grande, sabía de algunas escobas pero no tenía ni idea de cual era mejor. Al final, viendo que habían muchas diferencias que hacían de una escoba mejor que la otra, se decantó por aquella que tenía un precio asequible para ella, de todas maneras, ya podía querer una escoba magnífica, que si no tenía el suficiente dinero.... iba a poder comprar poco.
Estando ahora en el mostrador, Astoria miró con orgullo su compra. No sólo había comprado la escoba sino también unos guantes de cuero negro que se ajustaban a la perfección a la piel de la persona, pareciendo así que tuvieras una segunda piel. —¿Qué te parece, Hann? —preguntó Astoria, contemplando su escoba que se encontraba encima del mostrador —¿Es bonita, ¿verdad? Sólo espero que sepa obedecerme... —añadió una vez más, sin poder dejar de contemplar todo lo que había comprado.
Astoria R. Malfoy*- Mensajes : 44
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Re: ¿Que hago aquí? (Astoria Malfoy)
No podía creerlo. Aún sostenía el libro que me había pasado Astoria en mis manos sin poder soltarlo por lo impactada que estaba. No podía creer que la Ravenclaw fuera a jugar Quidditch y menos aún de buscadora siendo que tendría que romper todo límite de velocidad, quizá podía sufrir una caída o tendría que hacer las jugadas más arriesgadas para coger la snitch. Por Merlín, denme aire. No podía ser que la misma persona que hará todas esas cosas fuera la misma que me reta cada vez que hago algo estúpido, cada vez que me caigo porque no tuve más cuidado o que no deja de repetirme que no realicé mis "maniobras". - Después de estas vacaciones .. alguien te ha raptado y ha mandando a otra persona. Tu no eres Astoria - dije entre risas - Pero me encanta, realmente me encanta. Te has vuelto osada - agregué sin dejar de reír.
Escuché cada palabra de mi amiga con atención. No dudaba de que sería la mejor, siempre lograba ser la mejor, si había sido bendecida con el mejor cerebro del mundo mago y para peor, ella no dejaba de trabajarlo. Era una genia y sería la mejor, no lo dudaba. - Claro que serás la mejor. No lo dudo. Arrasarás con todos - como ya dije, no dudaba por un segundo que no fuera a serlo - Claro que te animaré - respondí el abrazo con una sonrisa de oreja a oreja - ¿Solo por eso me quieres? que injusta eres.... y yo que te quiero por todo - agregue fingiendo enojo. Ok, sí, no pierdo oportunidad de molestar a mi amiga. Lo siento, mi culpa. No puedo evitarlo.
Al escuchar las razones de porque había entrado al equipo me eche a reír - Mmm, que competitiva. Que malo Astoria - partí diciendo con la misma cara que ponía ella cuando me reprendía - ... Me encanta - agregue volviendo a sonreír con un gritito. Era cierto, me encantaba. Por fin mi amiga estaba tomando cierto riesgos, ya era hora, quizá se debía al hecho de que eres su úllti.... no Hann, no pienses en eso. La angustia me embargaba otra vez, pero como siempre con una buena sonrisa que se mantenía instalada en mi cara era capaz de disimularlo.
Me eche a reír, mientras me dejaba tirar para entrar en la tienda - Claro que le ganarás a tu hermano ... pero no le digas a Abraxan que dije eso - me llevaba muy bien con los hermanos de mi amiga, generalmente los cuidaba como si fueran los míos o al menos creía cuidarlos con el sentimiento de que lo eran como no tengo hermanos. Miré a mi alrededor no había entrado muchas veces a esta tienda creía que solo acompañando a Gid para mirar la escoba del momento, ya que jamás había llamado mi atención, pero ahora que lo pensaba era extraño que no lo hubiera hecho, si se trataba de ir contra el viento, tener la oportunidad de competir contra Slytherin y hacer todo tipo de maniobras en los aires. Era genial... quizá no lo jugaba por no tener ganas de competir con otros y mucho menos con otros que quiero.
Me paseé por la tienda mirando cada artículo hasta que Astoria se decidió por una escoba. Me acerqué con ella al mostrador y no pude evitar sonreír, estaba orgullosa de mi amiga. - Es hermosa - dije refiriéndome a la escoba y luego reí con su nuevo comentario - Por Merlín, Astoria. Tu logras que te obedezca cualquier cosa - y que cierto era, tanto que cada vez que no la obedecía me sentía horriblemente culpable o cada fibra de mi cuerpo sentía miedo. - Pero .. haber no mientas más ¿A quién deseas impresionar? - dije poniendo mi sonrisa picarona - Si es a mí ... ya lo lograste - tenía que dar mi comentario egocéntrico - .. pero debe haber alguien en especial.. - agregué solo con el afán de molestar.
Escuché cada palabra de mi amiga con atención. No dudaba de que sería la mejor, siempre lograba ser la mejor, si había sido bendecida con el mejor cerebro del mundo mago y para peor, ella no dejaba de trabajarlo. Era una genia y sería la mejor, no lo dudaba. - Claro que serás la mejor. No lo dudo. Arrasarás con todos - como ya dije, no dudaba por un segundo que no fuera a serlo - Claro que te animaré - respondí el abrazo con una sonrisa de oreja a oreja - ¿Solo por eso me quieres? que injusta eres.... y yo que te quiero por todo - agregue fingiendo enojo. Ok, sí, no pierdo oportunidad de molestar a mi amiga. Lo siento, mi culpa. No puedo evitarlo.
Al escuchar las razones de porque había entrado al equipo me eche a reír - Mmm, que competitiva. Que malo Astoria - partí diciendo con la misma cara que ponía ella cuando me reprendía - ... Me encanta - agregue volviendo a sonreír con un gritito. Era cierto, me encantaba. Por fin mi amiga estaba tomando cierto riesgos, ya era hora, quizá se debía al hecho de que eres su úllti.... no Hann, no pienses en eso. La angustia me embargaba otra vez, pero como siempre con una buena sonrisa que se mantenía instalada en mi cara era capaz de disimularlo.
Me eche a reír, mientras me dejaba tirar para entrar en la tienda - Claro que le ganarás a tu hermano ... pero no le digas a Abraxan que dije eso - me llevaba muy bien con los hermanos de mi amiga, generalmente los cuidaba como si fueran los míos o al menos creía cuidarlos con el sentimiento de que lo eran como no tengo hermanos. Miré a mi alrededor no había entrado muchas veces a esta tienda creía que solo acompañando a Gid para mirar la escoba del momento, ya que jamás había llamado mi atención, pero ahora que lo pensaba era extraño que no lo hubiera hecho, si se trataba de ir contra el viento, tener la oportunidad de competir contra Slytherin y hacer todo tipo de maniobras en los aires. Era genial... quizá no lo jugaba por no tener ganas de competir con otros y mucho menos con otros que quiero.
Me paseé por la tienda mirando cada artículo hasta que Astoria se decidió por una escoba. Me acerqué con ella al mostrador y no pude evitar sonreír, estaba orgullosa de mi amiga. - Es hermosa - dije refiriéndome a la escoba y luego reí con su nuevo comentario - Por Merlín, Astoria. Tu logras que te obedezca cualquier cosa - y que cierto era, tanto que cada vez que no la obedecía me sentía horriblemente culpable o cada fibra de mi cuerpo sentía miedo. - Pero .. haber no mientas más ¿A quién deseas impresionar? - dije poniendo mi sonrisa picarona - Si es a mí ... ya lo lograste - tenía que dar mi comentario egocéntrico - .. pero debe haber alguien en especial.. - agregué solo con el afán de molestar.
Hannah Longbottom*- Hufflepuff!
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Re: ¿Que hago aquí? (Astoria Malfoy)
La sonrisa que bien Astoria era capaz de no usarla con frecuencia, iba creciendo de nuevo poco a poco cuando tenía la voz de su amiga como fondo. Era increíble la facilidad que tenía Hann de hacerla sonreír, aunque fuera mínimamente.
Su mirada de nuevo estudió la escoba; ahora estaba más segura que era la mejor escoba que podía tener. No era la más rápida ni era la más ágil, imperfecta pero de una madera impoluta, sin grietas... Llegó a pensar que la escoba tenía las mismas características que ella misma, lo que hizo que se sintiera aún más orgullosa de tenerla.
Aún anonadada mientras recogía su compra, negó con la cabeza mientras un parpadeo leve salió de sus pestañas. —Ya sabes que no hay nadie especial... Hann. Para ese tipo de cosas soy muy... excéntrica. —dijo, casi en un susurro, como si fueran las últimas palabras antes de morir. Actualmente no había nadie especial en su vida, pero siempre tendrá a alguien a quién amará y odiará al mismo tiempo, pero bien Astoria era conocedora que ese tipo de actuaciones no servían para impresionar a nadie, y mucho menos a esa persona que tenía las mismas oportunidades de tenerle como de perderle.
Además, ella es dura cuando se trata de sentimientos, no le gusta sentirse vulnerable y cuando está con esa persona, en cierto modo, se siente así. Para otra cualquiera, amar será lo más maravilloso del mundo, para Astoria no es más que un inconveniente para ser feliz. Y, viendo los tiempo que corren, es mejor no sentir amor por el sexo opuesto.
Teniendo ahora la escoba en mano y los guantes en su bolsa, salió despacio de la tienda acompañada, por supuesto, de su dulce amiga Hann. —Creo que te daré la razón a lo que has dicho antes. —dijo, respirando profundamente el aire que corría en esas calles. —El verano me ha cambiado. Puede que siga siendo la misma chica aburrida, seca y borde de siempre, pero me siento con ganas de hacer más cosas, de sentirme realizada. —añadió, dando fuerza en sus palabras cuando lo transmitía todo con la mano que tenía libre. —Seguramente lo pasaré mal al principio, pero ya por el hecho de intentarlo habrá valido la pena, ¿no crees? —preguntó, haciendo una leve afirmación cuando dirigió la mirada hacia Hann. Y, cuando la miró, sintió ese orgullo de tenerla a su lado. Sin duda Astoria se consideraba una chica afortunada al tener a las personas que tanto quería cerca de ella, aceptándola tal y como era, sin prejuicios...
—Y si además gano a mi hermano, será aún más espléndido. —dijo, con una pequeña sonrisa que apenas dejaba ver los dientes. —Dime, ¿adónde te apetece ir ahora? ¿O tienes pensado volver ya a casa? —preguntó, moviendo la escoba en el aire mientras intentaba controlar su peso; la escoba pesaba más de lo que ella hubiera imaginado, lo cual quería decir que le sería complicado controlarla al principio.
Su mirada de nuevo estudió la escoba; ahora estaba más segura que era la mejor escoba que podía tener. No era la más rápida ni era la más ágil, imperfecta pero de una madera impoluta, sin grietas... Llegó a pensar que la escoba tenía las mismas características que ella misma, lo que hizo que se sintiera aún más orgullosa de tenerla.
Aún anonadada mientras recogía su compra, negó con la cabeza mientras un parpadeo leve salió de sus pestañas. —Ya sabes que no hay nadie especial... Hann. Para ese tipo de cosas soy muy... excéntrica. —dijo, casi en un susurro, como si fueran las últimas palabras antes de morir. Actualmente no había nadie especial en su vida, pero siempre tendrá a alguien a quién amará y odiará al mismo tiempo, pero bien Astoria era conocedora que ese tipo de actuaciones no servían para impresionar a nadie, y mucho menos a esa persona que tenía las mismas oportunidades de tenerle como de perderle.
Además, ella es dura cuando se trata de sentimientos, no le gusta sentirse vulnerable y cuando está con esa persona, en cierto modo, se siente así. Para otra cualquiera, amar será lo más maravilloso del mundo, para Astoria no es más que un inconveniente para ser feliz. Y, viendo los tiempo que corren, es mejor no sentir amor por el sexo opuesto.
Teniendo ahora la escoba en mano y los guantes en su bolsa, salió despacio de la tienda acompañada, por supuesto, de su dulce amiga Hann. —Creo que te daré la razón a lo que has dicho antes. —dijo, respirando profundamente el aire que corría en esas calles. —El verano me ha cambiado. Puede que siga siendo la misma chica aburrida, seca y borde de siempre, pero me siento con ganas de hacer más cosas, de sentirme realizada. —añadió, dando fuerza en sus palabras cuando lo transmitía todo con la mano que tenía libre. —Seguramente lo pasaré mal al principio, pero ya por el hecho de intentarlo habrá valido la pena, ¿no crees? —preguntó, haciendo una leve afirmación cuando dirigió la mirada hacia Hann. Y, cuando la miró, sintió ese orgullo de tenerla a su lado. Sin duda Astoria se consideraba una chica afortunada al tener a las personas que tanto quería cerca de ella, aceptándola tal y como era, sin prejuicios...
—Y si además gano a mi hermano, será aún más espléndido. —dijo, con una pequeña sonrisa que apenas dejaba ver los dientes. —Dime, ¿adónde te apetece ir ahora? ¿O tienes pensado volver ya a casa? —preguntó, moviendo la escoba en el aire mientras intentaba controlar su peso; la escoba pesaba más de lo que ella hubiera imaginado, lo cual quería decir que le sería complicado controlarla al principio.
Astoria R. Malfoy*- Mensajes : 44
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